• Título:  L'ACCADEMIA DI VILLA ADRIANA: SPAZI, AMBIENTI E FUNZIONI DEL CD. PICCOLO PALAZZO
• Autor:  OTTATI, ADALBERTO
• Universidad:  Universidad Rovira i Virgili
• Departamento:  Historia y Historia del Arte
• Fecha de Lectura:  12/01/2015
• Programa de doctorado:  Programa Oficial de Doctorado en Arqueología
• Dirección: 
  • PENSABENE, PATRIZIO (DIRECTOR)
  • RODÀ DE LLANZA, ISABEL (CODIRECTOR)
• Tribunal: 
  • Mar Medina, Ricardo (PRESIDENTE)
  • Amici, Carla Maria (SECRETARIO)
  • BARRESI, PAOLO (VOCAL)
  • HIDALGO PRIETO, RAFAEL (VOCAL)
• Descriptores: 
  • ARQUEOLOGIA
  • PREHISTORIA
• Resumen:
  En el rincón sur de la Villa Adriana, más allá del límite del parque arqueológico, se encuentra una zona riquísima en ruinas que, por la articulación de la planta, la dimensión y la elegancia de los elevados, ha sido identificada como una zona palacial: la llamada Accademia. La denominación de Accademia, procedente de las palabras de la Historia Augusta, y atribuida a esta zona por Pirro Ligorio, identifica un área de la residencia imperial que aún hoy huye de una interpretación puntual y definitiva. Denominada también Pequeño Palacio o Palacio Menor, es una zona rica de edificaciones que se encuentra a una cota muy elevada, respecto al resto de la villa. Los estudiosos desde siempre la definen como la residencia veraniega del emperador, dada su exposición a los vientos que soplan desde el mar, mientras estudios recientes interpretan esta zona palacial como el área de la villa reservada a la emperatriz Vibia Sabina. La identificación del pabellón residencial, que quiere revindicar una unidad palacial, parece la más plausible, valorada por las evidencias arqueológicas que reflejan una serie de ambientes complejos de representación, distribuidos en torno a un grande patio porticado. Las estructuras se encuentran en una zona formada por una terraza artificial de 400 metros de largo, entre el valle de Risicoli al sur y el del Canopo al norte y se articulan en diferentes ambientes que, no obstante resultan en una armonía arquitectónica perfecta con el contexto de la villa, destacan por su unicidad estilística y estructural. Este conjunto presenta características similares a las otras partes de la villa: un grande peristilo, una entrada monumental con una estructura mixtilínea y un salón circular articulado en nichos rectangulares y semicirculares. Desde el punto de vista arquitectónico, las ruinas de la Accademia representan plenamente la genialidad de su creador: el notorio gusto adrianeo por la alternancia de líneas rectas y curvas se funde con el funcionalismo maniático de los caminos, la mezcla entre atrevimiento de las arquitecturas y el gusto clásico, y la fusión entre construcción artificial y composición natural, se convierten en un escenario para la creación de esquemas paisajísticos idílicos. A pesar de su importancia, se apuntan pocos estudios en relación a esta área, como demuestran los diferentes mapas que representan sólo la presencia de los muros y las publicaciones sobre el conjunto estatuario rescatado a lo largo de los siglos. Sin embargo, resulta totalmente inexistente un trabajo de síntesis que considere el conjunto en su totalidad. El siguiente estudio tiene como objetivo, entonces, no tanto el logro de verdades absolutas o reconstrucciones arriesgadas, cuánto la simple observación de la Antigüedad: el examen de la evidencia arqueológica, con la pretensión de la objetividad, para extraer una parte de la información que aún se conserva en las ruinas. Sólo en un momento posterior se intentará una propuesta de restitución de la "imagen" que de este monumento, llegaba a los observadores antiguos, como para captar unos significados topográficos, arquitectónicos y posiblemente ideológicos. De hecho se tiene que superar la atribución, que se ha propuesto muchas veces, de significados sagrados específicos para los edificios de la Villa Adriana, o de paralelos estrictos con otros monumentos en un intento de sobreponer significados y funciones, a favor de un examen más objetivo que enfatiza el concepto de "citación" que se una manera sintáctica, el dato a la evidencia arqueológica: un análisis de las estructuras que investigando los paramentos ha abierto una ventana sobre los procesos que llevaron a su realización; un estudio a la búsqueda de información proporcionada por los excavadores del pasado para recuperar los fragmentos de la decoración y asociarlos a las estructuras existentes; una reflexión sobre la importancia que la invención arquitectónica y el lenguaje figurativo poseía dentro de la arquitectura de la época y sobre todo en el pensamiento y en la "ideología" de Adriano. El punto de inicio ha sido el dibujo arqueológico de las estructuras que, realizados con sistema directo, con la ayuda de una estación total, e integrados con la tecnología de escáner láser, se han llevado a cabo sin poder proveer a la eliminación de la vegetación y a la limpieza de las estructuras. Esto, por desgracia, ha ido a expensas de una visión integral que, en algunas partes, inevitablemente es ausente. El resultado es, sin embargo, una documentación gráfica precisa y completa que se presenta en un formato grande, y a que se acompaña el trabajo más propiamente descriptivo, en lugar de una presentación repetitiva de fichas. El análisis de los edificios ha sido organizado respetando topográficamente uno de los posibles itinerarios antiguos, según la interpretación del autor. Se inicia entonces desde el edificio llamado Atrio mixtilíneo, que, sin duda, sirvió como enlace entre el exterior y el interior de la Academia, aunque no resulta claro si se trataba de un atrio abierto o de un portal monumental; sucesivamente, cruzando el brazo occidental de un grande patio porticado, se llega a las zonas del norte y del este en las que se ubican los ambientes más importantes y mejor conservados. Las diferentes obras de arte que se han encontrado en este área son inventariadas tipológicamente, descritas y analizadas en el catálogo. Dentro de los distintos capítulos se ha intentado atribuirlas -por cuando posible gracias a las noticias de archivo-, a los ambientes originales a los que pertenecían y a lafunción comunicativa que en ellos transmitían. En el apéndice se ha incluido el estudio específico de dos monumentos, que no forman parte de la Academia, aunque representan un "apéndice" de ella: - El primero es la Roccabruna, edificio emblemático con una estructura similar a una torre, ubicado al lado de la escalera que sube la explanada donde se encuentran los edificios de la Academia. La gran cantidad de fragmentos de arquitectura dórica, presentes en los alrededores del monumento, ha permitido llevar a cabo un análisis de la decoración arquitectónica, que ha abierto una página interesante sobre el uso del orden dórico en la Villa Adriana. - El segundo edificio, el Odeón, es uno de los dos teatros de la villa. La presencia de la vegetación ha limitado un examen detallado de la evidencia arqueológica. Sin embargo, el estudio de la archivística y el examen de las estatuas que, con seguridad se han atribuido al monumento, ha permitido efectuar algunas observaciones sobre la arquitectura, la decoración y el uso del mármol Pentélico en la Villa Adriana. Uno de los datos más importantes que ha surgido claramente del estudio de la arquitectura de la Academia es como la construcción de las partes que la componen no ha seguido un proyecto que se ha definido desde el inicio y se ha mantenido hasta su realización. Lo que se ha demostrado es exactamente lo contrario. Si bien es innegable que hubo una planificación primigenia en la alteración del paisaje a través de la regularización de la cresta de la toba, no tuvo que ser tan claro el proyecto de la distribución del espacio. Todas las modificaciones que se encuentran en los paramentos de los muros remontan a cambios efectuados durante la fase de construcción. Esto es bastante común en los edificios antiguos, aunque en la Academia las modificaciones interesan el diseño de fábricas enteras. Un ejemplo es el caso del ambiente entre el grande patio y el vestíbulo mixtilíneo (Ambiente A), donde se replantea incluso la distribución de los itinerarios, denotando intenciones iniciales muy diferentes de las que se implementan sucesivamente. Otro caso se puede encontrar en las habitaciones hacia el norte del triclinium, donde las modificaciones se superponen dando lugar a la construcción de un entorno (C) de forma peculiar. La academia, en particular, y la Villa Adriana, en general, se pueden leer, por lo tanto, en las partes que la componen, como una sublimación del evento arquitectónico que comprende la idea, la evolución y la realización del monumento específico, mientras que el proyecto general, se mantiene como un tejido conectivo, un ruido de fondo. Por lo que se refiere a la planimetría, por lo tanto, se tiene que enfatizar cuale es el valor de continuidad en la arquitectura de la Villa Adriana. No se trata de pabellones dispersos en una distribución aparentemente casual y espontánea, sino que de conjuntos diferentes integrados gracias a varios itinerarios, que confieren una connotación urbana a la residencia, así como había sido para la versión Transitoria de la residencia imperial de Nerón en el Palatino, y que sucesivamente se realiza plenamente en la Villa Adriana. En la fragmentación "desordenada", visible entre los edificios y en los edificios de la Villa Adriana parece esconderse discretamente la experiencia íntima de un ánimo inquieto dirigido hacia la experimentación. Esto se manifiesta también en en la decoración de las habitaciones en las que los elementos, aunque comunes, se reproducen y se reinterpretan en un laboratorio de química de las sensaciones, de mensajes transmitidos por las imágenes, espacio privilegiado de la experimentación. Fragmentos sin relación entre ellos, entonces, pero sin duda relacionados con la grande geometría de una idea, aunque efímera, que se quería realizar con la piedra, instrumento, éste, de transmisión y propagada, dirigida a la mirada y al alma de los observadores. Otra característica que resulta importante enfatizar, más allá de las interpretaciones que se puede dar a la Academia -palacio de Verano, para un invitado especial o residencia de la Emperatriz-, el área en cuestión tiene un valor proprio que la distingue del resto de la villa, no en cuanto separada o aislada como han señalado algunos estudiosos, sino porque se enfrenta a un paisaje diferente. La mayoría de los conjuntos de la villa se abren hacia el exterior, hacia el ager romano como un punto de vista privilegiado, o en el caso de los edificios al noreste, hacia las villas de Tivoli. La Academia, en cambio, está construida para un panorama que se abre hacia el interior, hacia el paraíso que la propia Villa producía, con sus palacios y templos, y con sus composiciones idílicos-sagradas. Esto se enfatiza perfectamente gracias al diseño arquitectónico del complejo. El lado que se abre hacia el valle del Risicoli presenta un patio cerrado por un pórtico doble con pared alta central. En cambio, las salas al norte se enfrentan al Canopo, al Pretorio, y al espacio abierto entre los dos, con una serie de grandes ventanas que se encuentran sólo en este lado. Por lo que se refiere a la obra de construcción, además de la preparación del terreno, mencionada anteriormente, y a los diversos cambios en el curso del trabajo, en los paramentos de los muros es posible detectar las huellas de un número de soluciones técnicas útiles a la realización de los edificios y a su conservación. Una de las observaciones se refiere a la necesidad de rebajar el techo de algunas de las habitaciones en las que éste era demasiado alto. Algunas filas de agujeros en las paredes de las salas C y D parecen ser útiles precisamente a esta función, es decir bajar el nivel del techo para la creación de un falso techo. La integridad de los agujeros y su tamaño nos hacen plantear la hipótesis de la presencia de tablones de madera, en lugar de metal, usados para apoyar una serie de capas de yeso, tal vez una "incannucciata" como en algunos ejemeplos que se conocen en el área del Vesubio, como es el caso de la Domus del ColonnatoTuscanico en Herculano. El análisis de las estructuras nos ha permitido plantear entonces una reconstrucción de los volúmenes arquitectónicos a los que, sucesivamente, se ha asociado una propuesta para la decoración, con la creación de una posible versión de la "imagen" que llegaba a los antiguos usuarios del monumento. Algunos estudiosos pensaban que todo este esplendor, nacido por el genio y la exuberancia de Adriano, tal vez como una residencia privada de la emperatriz, de hecho, duró sólo poco más que un año. El complejo se habría convertido en habitable poco antes de la muerte de la emperatriz, en el 136 d.C. Adriano murió dos años más tarde, en el año 138 d.C. Los emperadores que siguieron habrían permanecido en la villa poco tiempo, prefiriendo las áreas centrales a las descentralizadas. A partir de esto se dedujo que el magnífico Pequeño Palacio en realidad nunca fue habitado. En nuestra opinión, parece un poco precipitado concluir que una zona rica de decoración en mármol y estatuas puede ser considerada como un edificio no terminado. Además, si bien la mayor parte de los replanteos son atribuibles a la obra de construcción, los cambios en la decoración del monumento muestran una vida, aunque corta. Los emperadores sucesivos, por lo menos hasta Cómodo, han ocupado la villa, y aunque solo ocasionalmente, han frecuentado estos edificios: el descubrimiento de las estatuas, como los centauros en bigio morato, de los mosaicos como los de las palomas o del Nilo, o incluso las paredes con decoraciones en opus sectile seguramente no dan la idea de ambientes con una vida discontinua.