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Ministerio de Universidades - Gobierno de España

Título: SALUD PÚBLICA E HIGIENE URBANA EN ESPAÑA DURANTE EL SIGLO XVIII. UNA PERSPECTIVA GEOGRÁFICA
Autor: Jori García, Gerard
Universidad: Universidad de Barcelona
Departamento: C- GEOGRAFIA HUMANA
Fecha de Lectura: 14/12/2012
Programa de doctorado: Geografía, Planificación Territorial y Gestión Ambiental
Dirección:
- CAPEL SAEZ, HORACIO (DIRECTOR)
- PUJADAS RÚBIES, Isabel (TUTOR/PONENTE)
Tribunal:
- PESET REIG, JOSÉ LUIS (PRESIDENTE)
- Casals Costa, Vicenç (SECRETARIO)
- FRAILE Y PEREZ DE MEDIGUREN, PEDRO (VOCAL)
Descriptores:
- GEOGRAFIA HISTORICA
- GEOGRAFIA URBANA
- HISTORIA DE LA MEDICINA
Marcador: https://www.educacion.gob.es/teseo/mostrarRef.do?ref=1006380Añadir a favoritos.
Resumen:
Resumen de la Tesis: El objetivo general que persigue la investigación es estudiar la política de la salud española del siglo XVIII desde una perspectiva geográfica, lo que implica poner el acento en la dimensión espacial de las medidas sanitarias que llevaron a la práctica los sucesivos gobiernos ilustrados. Seguramente, el espacio constituye la categoría de análisis más genérica e imprecisa de cuantas dispone la geografía para sustentar sus análisis. En nuestro caso, lo entendemos como una realidad relacional conformada por la configuración territorial ¿el conjunto de objetos geográficos, tanto naturales como artificiales¿ y las relaciones sociales. Así entendido, el concepto de espacio nos brinda la posibilidad de integrar el territorio y la sociedad en un todo indisoluble, en el que aquél constituye la forma y ésta el contenido. La hipótesis que planteamos es que el espacio tuvo un papel determinante en la configuración del sistema sanitario español del siglo XVIII. Nuestro cometido reside, pues, en analizar tanto los factores espaciales que condicionaron la puesta en marcha de la política de la salud, como las consecuencias espaciales que acarreó dicho proceso. De este modo, pretendemos contribuir a llenar un vacío en los estudios sobre historia de la salud pública. Necesariamente, hemos dado un enfoque generalista a la investigación. Tal opción parece la más adecuada para afrontar el objetivo que proponemos, pues nos permite abarcar la pluralidad de acontecimientos, razonamientos, biografías, etc. que entraron en liza en el despliegue de la política ilustrada de la salud. Nuestro propósito es construir una narración en la que las ideas científicas y políticas sobre la salud pública aparezcan enmarcadas en su contexto social, económico, ideológico y cultural. En este sentido, participamos de la idea de que las historias externa e interna de la ciencia no son más que dos formas de estudiar una misma realidad, por lo que ambas perspectivas deben complementarse entre sí y hacer confluir sus resultados en el marco general de la historia total, entendida como el estudio integrado de todas las facetas de la actividad humana a través del tiempo. Pensamos que este enfoque es especialmente pertinente a la hora de abordar la historia de la salud pública, cuyo estudio requiere atender a una gran diversidad de factores. Todo ello nos lleva a plantear cinco objetivos accesorios, que, implícitamente, están asociados a otras tantas hipótesis de trabajo: 1) Explicar los precedentes políticos y científicos que condicionaron el debate sobre la salud pública en el siglo XVIII, remontándonos a la etapa de formación del Estado moderno. Pensamos que los sistemas sanitarios deben ser considerados como estructuras de larga duración, de modo que no pueden ser únicamente analizados a partir de los acontecimientos que tienen lugar en el momento de su constitución. 2) Examinar los motivos que explican el despegue de la sanidad española durante la centuria ilustrada. Pese a que las primeras civilizaciones ya sintieron la necesidad de gestionar colectivamente los problemas sanitarios, tuvo que transcurrir mucho tiempo para que se superasen los impedimentos que, históricamente, han retardado el desarrollo de la salud pública, entendida como aquella parcela de la intervención del Estado destinada a crear las condiciones que permitan a los individuos mantener o aumentar su nivel de salud. Creemos que en el transcurso del siglo XVIII comenzaron a franquearse esos obstáculos debido a una serie de factores sociales y científicos. La salud no es una cualidad absoluta sino un concepto socialmente determinado, lo que explica que muchos conocimientos relativos a la prevención de las enfermedades no pudieran ser aplicados hasta que la sociedad fue capaz de asimilar ciertos valores. Es por ello que conviene prestar atención a cuestiones como la precepción colectiva de la enfermedad y la muerte o la consideración social de la medicina y de los profesionales que la ejercen. Por otro lado, el desconocimiento de los factores de riesgo de las principales afecciones, de los mecanismos etiológicos más habituales o de los procesos que determinan la propagación de las epidemias entorpeció durante varios siglos el desarrollo de la salud pública. Debemos, por tanto, interrogarnos sobre el debate científico acerca del origen y la evolución de las enfermedades, con el propósito de identificar aquellas concepciones de la medicina ilustrada que resulten relevantes para comprender la configuración y el desarrollo de las políticas de salud. 3) Situar la preocupación política por la salud de la colectividad en el marco más general del pensamiento económico ilustrado sobre la población. Pensamos que la puesta en marcha de un sistema sanitario laico y centralizado durante el siglo XVIII guarda una estrecha relación con la actitud favorable de la Ilustración hacia las poblaciones numerosas, y debe verse, por tanto, como una dimensión más de las políticas demográficas de carácter poblacionista impulsadas por los gobiernos de la época. Para examinar esta cuestión, consideramos que es necesario introducir una perspectiva comparada, analizando las experiencias desarrolladas en materia de salud pública en otros países europeos y las distintas maneras de actuar que pudieron darse ante un mismo problema. 4) Estudiar la organización político-administrativa de la sanidad española en el siglo XVIII, dando cuenta de las principales actividades desarrolladas por las instituciones que asumieron competencias sanitarias y de los conflictos jurisdiccionales que se suscitaron entre ellas. Creemos que la arquitectura institucional que se adoptó, caracterizada por una excesiva burocratización y por una disfuncional multiplicación de organismos, no fue el resultado de una elección deliberada, sino que debe ser explicada en función de algunos antecedentes, entre los que destaca el sistema de resguardo sanitario organizado en la década de 1720 para prevenir la introducción de la peste declarada en el Mediterráneo francés. 5) Analizar de qué modo las ciudades se convirtieron en los ámbitos preferentes de aplicación de las nuevas políticas sanitarias. El crecimiento de la población urbana registrado en el siglo XVIII comportó un empeoramiento general de las condiciones higiénicas en muchas ciudades españolas, y factores como el hacinamiento urbano, la deficiente red de alcantarillas o la falta de ventilación de las viviendas pasaron a tener una incidencia decisiva en las elevadas tasas de mortalidad y morbilidad. Ello inspiró el desarrollo de un completo discurso médico sobre la salubridad urbana, así como la puesta en marcha de un ambicioso programa de medidas que tenía como finalidad mejorar las condiciones higiénicas y sanitarias de las ciudades. Con sus reglas generales de higiene, la medicina del siglo XVIII convirtió a los espacios urbanos en auténticos objetos de medicalización, planteando una serie de propuestas de intervención sobre las principales variables espaciales que, al menos esquemáticamente, anticipan algunos principios generales de la planificación urbanística que se institucionalizaría en la segunda mitad del ochocientos.

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